La prediabetes (o diabetes limítrofe) es una afección caracterizada por niveles elevados de azúcar en sangre. Afecta a millones de personas en todo el mundo y suele considerarse precursora de la diabetes de tipo 2. Si se diagnostica prediabetes, aumenta la probabilidad de desarrollar diabetes de tipo 2 en el futuro. La buena noticia es que la prediabetes es reversible para muchas personas mediante cambios en el estilo de vida y una intervención precoz.
Comprender la prediabetes (también conocida como diabetes limítrofe)
Cuando comemos hidratos de carbono, nuestro cuerpo los descompone en un azúcar llamado glucosa. Las células utilizan la glucosa como fuente de energía. Sin embargo, en la prediabetes, el organismo no produce suficiente insulina (la hormona que controla el azúcar en sangre) para procesar la glucosa o las células se vuelven resistentes a sus efectos. Esto conduce a niveles más altos de azúcar en la sangre.
La prediabetes no suele causar síntomas perceptibles como la diabetes de tipo 2, por lo que es posible que ni siquiera sepa que la padece. Sin embargo, hay ciertos factores que pueden aumentar el riesgo, como la inactividad física, tener más de 45 años o tener antecedentes familiares de diabetes.
Existen varias formas de diagnosticar la prediabetes:
Prueba de hemoglobina A1c (HbA1c)
La A1c, una de las pruebas más utilizadas, proporciona una media de los niveles de azúcar en sangre de los últimos dos o tres meses. Mide el porcentaje de glucosa unida a la hemoglobina en los glóbulos rojos. Un nivel de A1c entre el 5,7% y el 6,4% es indicativo de prediabetes (se considera normal menos del 5,7% y diabetes >6,4%).
Prueba de glucosa plasmática en ayunas (FPG)
Esta prueba mide el nivel de azúcar en sangre tras un ayuno de al menos ocho horas. Se toma una muestra de sangre, y si el resultado muestra un nivel de azúcar en sangre entre 100 y 125 miligramos por decilitro (mg/dL), indica prediabetes.
Prueba de tolerancia a la glucosa oral (PTGO)
Esta prueba implica un ayuno de al menos ocho horas, seguido de la ingestión de una bebida rica en glucosa. Los niveles de azúcar en sangre se analizan antes y dos horas después de consumir la bebida. Si el nivel de azúcar en sangre se sitúa entre 140 y 199 mg/dL dos horas después de la toma de glucosa, indica prediabetes.
Además de estas pruebas, su médico puede tener en cuenta otros factores de riesgo, síntomas o antecedentes médicos a la hora de realizar un diagnóstico de prediabetes.
Si ya le han diagnosticado prediabetes, la buena noticia es que puede evitar que se convierta en diabetes haciendo ciertos cambios. Aspectos como la alimentación, la actividad física, el estrés y el sueño pueden influir mucho en los niveles de azúcar en sangre. Si adopta medidas activas para mejorar su salud general, puede reducir absolutamente las probabilidades de desarrollar diabetes y las complicaciones relacionadas con ella.
Revertir la prediabetes
Adoptar ciertos comportamientos tiene el potencial de disminuir significativamente el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2 y, aunque cada persona es diferente, hay varios factores clave que pueden contribuir a mejorar sus niveles de azúcar en sangre:
Nutrición para la prediabetes
Equilibrar los macronutrientes durante las comidas va a crear más estabilidad con su glucosa en sangre. Consuma un equilibrio de hidratos de carbono, proteínas y grasas en las comidas y asegúrese de seguir este principio también en los tentempiés. Si no estás seguro de qué macronutrientes incluir en tu plato, aquí tienes una guía rápida. También puede trabajar con uno de nuestros dietistas diplomados para crear el plan de nutrición personalizado que mejor se adapte a usted.
- Hidratos de carbono: Céntrate en consumir carbohidratos complejos ricos en fibra, como cereales integrales, legumbres, frutas y verduras. Estos hidratos de carbono se digieren más lentamente, lo que ayuda a mantener estable el nivel de azúcar en sangre. Los carbohidratos refinados como el pan blanco, el arroz blanco, los aperitivos azucarados y los alimentos procesados pueden provocar subidas rápidas de azúcar en sangre, pero esto no significa que no puedas comerlos. Asegúrate de combinarlos con proteínas y fibra para un mayor equilibrio. Por ejemplo, si quieres cenar arroz blanco, tómalo con una buena ración de verduras o ensalada y pollo. Si quieres tomar algo de fruta como tentempié a mediodía, acompáñala de frutos secos para un mayor equilibrio. Ser consciente de las combinaciones de alimentos favorecerá la estabilidad de sus niveles de azúcar en sangre.
- Proteínas: Las proteínas más bajas en grasas saturadas, como la carne de ave sin piel, el marisco, las legumbres, el tofu y los huevos, son una excelente opción para regular los niveles de azúcar en sangre y favorecer la saciedad. Sin embargo, esto no significa que debas comer más proteínas que carbohidratos o que debas sustituir los carbohidratos por proteínas, que es algo que vemos que la gente hace a menudo. Intente ingerir proteínas de forma moderada y equilibrada, junto con carbohidratos, grasas y fibra. La forma más fácil de hacerlo es siguiendo el método MyPlate, en el que la mitad del plato son verduras sin almidón (ensalada, verduras verdes, berenjena, coliflor, etc.) y la otra mitad se divide en partes iguales de proteínas y carbohidratos.
- Grasas: Las grasas tardan más en digerirse que los hidratos de carbono. Cuando se consume con hidratos de carbono, ralentiza la velocidad a la que la glucosa se libera en el torrente sanguíneo, lo que ayuda a evitar los picos rápidos en los niveles de azúcar en sangre después de las comidas y favorece una liberación más gradual y constante de glucosa. La grasa también es más saciante que los carbohidratos, lo que significa que puede ayudarle a sentirse lleno durante más tiempo después de una comida. Las grasas monoinsaturadas presentes en el aceite de oliva, los aguacates y los frutos secos, así como las grasas poliinsaturadas presentes en pescados grasos como el salmón, las semillas de lino y las semillas de chía, tienen diversos beneficios para la salud. Incluir grasas saludables en sus comidas puede ayudar a reducir el hambre y los antojos, evitando comer en exceso y la ingesta excesiva de carbohidratos de alto índice glucémico que pueden causar desequilibrios de azúcar en la sangre.
Actividad física constante con prediabetes
El movimiento es beneficioso para controlar la prediabetes porque ayuda a mejorar la sensibilidad a la insulina y a reducir los niveles de azúcar en sangre. Pregúntate qué tipo de movimiento te gusta e incorpóralo a tu rutina semanal. Si no te gusta correr, no tiene sentido que te obligues a hacerlo porque hay muchos otros tipos de movimiento. Considere la posibilidad de bailar, hacer yoga, caminar, boxear, practicar artes marciales o pilates. La recomendación oficial es de al menos 150 minutos de actividad aeróbica de intensidad moderada a la semana, junto con ejercicios de fuerza de 30-60 minutos 2 días a la semana.
Reducción del estrés
Además de disparar el azúcar en sangre, el estrés crónico puede tener un efecto devastador en la salud general. Considere la posibilidad de aplicar técnicas de gestión del estrés como la meditación, ejercicios de respiración profunda, yoga o actividades que le aporten alegría y relajación.
Sueño adecuado
Un sueño de calidad desempeña un papel importante en la regulación del azúcar en sangre. Al igual que ocurre con el estrés, cuando no dormimos lo suficiente, a nuestras células les resulta más difícil regular el azúcar en sangre. Cuando estamos privados de sueño, nuestro cuerpo también aumenta la producción de hormonas del estrés como el cortisol, que puede hacer que suban nuestros niveles de azúcar en sangre. Esfuércese por dormir entre 7 y 9 horas ininterrumpidas por noche. Poner cortinas opacas, un antifaz y mantener la temperatura del dormitorio entre 60 y 67 grados Fahrenheit favorecerá un sueño óptimo.
Revisiones periódicas
Controle regularmente los niveles de azúcar en sangre y acuda a revisiones periódicas con profesionales sanitarios. Pueden proporcionar orientación, apoyo y supervisar los progresos de la prediabetes.
El papel de la medicación
En algunos casos, los profesionales sanitarios pueden prescribir medicación para ayudar a controlar la prediabetes. Estos medicamentos pueden incluir metformina, que puede mejorar la sensibilidad a la insulina y reducir los niveles de azúcar en sangre. Sin embargo, es importante señalar que la medicación no debe considerarse un sustituto de los cambios en el estilo de vida, sino más bien un enfoque complementario cuando proceda.
Mantener los cambios en el estilo de vida
Mantener unos niveles normales de azúcar en sangre no es una solución a corto plazo; requiere compromiso y dedicación a largo plazo. Los niveles de azúcar en sangre fluctúan continuamente y es posible que en los próximos meses y años salte entre los valores normales y los de prediabetes. Puede llevar tiempo observar mejoras significativas en los niveles de azúcar en sangre, pero el esfuerzo invertido merece la pena. Trabajar con un dietista titulado te ayudará a desarrollar un plan para mantenerte constante con tus hábitos. ¿Está preparado para realizar cambios a largo plazo que mejoren su nivel de azúcar en sangre? Empiece hoy mismo con uno de nuestros dietistas titulados.
Lo esencial
La prediabetes puede brindar a las personas la oportunidad de tomar las riendas de su salud y prevenir o retrasar la aparición de la diabetes de tipo 2. Adoptando un estilo de vida sano, centrado en comidas equilibradas, actividad física regular y reducción del estrés, las personas pueden mejorar sus niveles de azúcar en sangre y su bienestar general. Las revisiones periódicas y la comunicación abierta con los profesionales sanitarios son vitales en este proceso. Los pequeños pasos conducen a grandes cambios y, aunque estos cambios pueden ser un reto al principio, se harán más fáciles con el tiempo.
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